martes, 30 de marzo de 2010

el primero de muchos brownies
paisaje coqueto en Portobello Road
esto también es Londres
los policías de camden, controlando la droga a la salida del metro,
con la ayuda de perros

fatwoman
another fatwoman
¿por qué favorece esta barriga?
premamá en un museo londinense
un momento imaginado materializado
ay, qué calores
algún día, aún algo lejano...
el beso de la bella y la bestia
las tontas del morado
royal pavilion
el seafront sin sol
beso a una star en seven stars
Cristina y sus dos amigas, Marina y Eva, vinieron para alegrarme el comienzo de las vaciones de Semana Santa. De nuevo, se trataba de tres chicas bien viajaditas pero que no habían pisado aún tierras londinenses. Así que para ahorrarme el típico turismo de siempre "obligado" pedí que por favor vieran todo aquello antes de encontrarse conmigo, pues ellas llegaban un día antes que yo a Londres. Se pegaron tal paliza (califícase de a la vez curiosa y solidaria) que el resto del tiempo conmigo fue muy tranquilo, aunque también muy cansado.
Nos quedamos en el albergue de Picadilly, muy bien situado, lo cual nos permitió una cenita tranquila en Chinatown y un poquito de pubs (muy poquito, de hecho) por el Soho nocturno, animadísimo, con un ambientazo, y desde donde volvimos andando en un minuto.
Por supuesto las llevé a Borough Market, a degustar quesos y pastelitos, comer Raclette (un atojo mío que contagié sin dificultad alguna) y acompañar con el primero de muchos Brownies para algunas. Fuimos también a Notting Hill, mucho menos animado de lo habitual por la lluvia que iba y venía, sin molestar todavía demasiado el primer día. Tuvimos suerte de parar en un barecito por necesidades básicas (primarias y secundarias) porque fue entonces cuando más llovió. Tras eso fuimos a Liverpool Street para visitar el Spitafields Market, que ya estaba casi que recogiendo a pesar de que no eran ni las 5 y las tiendas Vintage de Brick Lanes y alrededores, cuyas compritas animaron mucho a todas. Yo me controlé cuanto pude. Siempre que llevo a gente allí veo algo nuevo que me encantaría "poseer", tentaciones y tentaciones... en fin, al final, como intento hacer siempre, me porté bien y en todo londres solo me compré un chalequito vintage de los 80 muy bonito, calado, blanco y en tonos pasteles, de manga corta, por 8 pounds. Estas niñas compraron también carteras, bolsos, zapatos... todo gangas, o "bargains", como se diría aquí.
Al día siguiente fuimos a la aventura Avercrambi, en la zona pija de compras de Old Bond Street (donde está Chanel, el Tiffany, etc) y Regent Street. Tras un ratito en un escaparate turístico de jovencitos monos y ropa no demasiado original y una música de discoteca, nos fuimos a Camden, algo bastante distinto, donde estuvimos en el mercado, el establo y comiendo en el mismo buffet al que fui con mis otras amiguitas, thai vegetariano, bastante bien en relación calidad-precio. A pesar de ello nos prometimos no comer en ningún asiático más el resto del viaje. La lluvia nos empujó a cambiar de planes y decidimos optar por lo seguro, un museo. Las llevé al V&A museum, al que ya había ido con Sarah, pero que me encantó. Esta vez había un nuevo vestuario que incluso ganó al fatman: una camiseta con barriga de embarazada que nos subió mucho el instinto maternal, más a unas que a otras... la cosa es que cuando hubo que despedirse de aquella barriga fue hasta triste y las conversaciones de entonces tenían mucho que ver con niños, decisiones, etc. Una de las cosas que más he disfrutado de esta visita en general, y de cris en particular, es las conversaciones. Después de haber hablado durante tanto tiempo de cosas que tanto me importan y que también eran importantes para ella, me doy cuenta de que quizás no sepa tanto inglés, porque aquí pocas veces me llenan tanto las conversaciones. Con Sarah la verdad es que sí hemos hablado mucho de temas de presente y futuro bastante similares, pero en general, estas cositas y con libertad de expresión total, son las que más se echan de menos, o de las que más, al menos en mi caso.
Brighton ha vuelto a encantar a mis visitantes y eso que esta vez ha sido sin sol y con lluvias disuasorias para salir por la noche y demás. Nos ha faltado un poco de fiesta, porque también esta semana ha habido mucha menos gente. Pero hemos disfrutado de algún barecito por la tarde, como el más antiguo de Brighton, Seven Stars, de Alicia en el País de las Maravillas en 3D, fish and chips en el paseo marítimo, Sunday Roast en Open House, compritas en South y North Lanes, Primark y charities. Algunas no podían evitar considerarse consumistas de tanto comprar, pero cuando pagas 3 o 4 cosas y el precio total es 4 pounds, entonces te das cuenta de que es parte de la estrategia. Todo bastante/muy barato y original. Cris me hizo un regalito, pongamos la excusa de por mi cumple o santo, que es hoy, pero en realidad lo hizo porque es muy linda. Una camiseta preciosa de una tienda de South Lanes con unas mangas abombadas monísimas. Volví muy contenta con el regalo y unos tacones de una tienda con zapatos modernísimos y comodísimos: amarillos, bajitos y acolchados, 10 pounds, de señorita.
La despedida se hizo rápido, pero me dio especialmente pena. Ahora la casa se queda muy tranquila, con 4 o 5 más. Tengo que trabajar, así que no me viene mal. Me despido y pongo en marcha mi cuenta atrás.

2 comentarios:

  1. Qué bonito todo lo que cuentas! qué suerte tienen tus amigas!

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  2. no tuvieron tanta suerte con el tiempo... una pena

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